La insoportable pesadilla del insomne consiste en estar despierto en medio de la sala de espera de su cerebro, esperando la llegada del sueño. Por esa sala desfilan sonidos, canciones, pensamientos e imágenes que, como bien sugiere Alan Berliner en Wide Awake (2006), constituyen una experiencia cercana a la proyección de una película en el interior de nuestro cráneo.