Debido a la proliferación de cámaras de seguridad y de sistemas de vigilancia, (especialmente tras el 11 de Septiembre) la mirada artística y documental se interesa sobremanera en el CCTV y se dirige entonces en dos direcciones diferentes: una nos alerta de los peligros de una sociedad tipo Gran Hermano, la otra, vinculada con el videoactivismo, se presenta como práctica subversiva.