Jean Painlevé y el documental de divulgación científica

“La ciencia es ficción” fue uno de sus axiomas más célebres, y merced al micro-cine en el que se especializó desde finales de los años veinte, Painlevé se situó en un punto equidistante entre la ciencia y la comunidad científica, de un lado, y el mundo del cine, del otro.


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Fotografía Painlevé: Les Documents Cinématographiques, Paris, 1935.

Jean Painlevé (Paris, 1902-Neuilly-sur-Seine, 1989), hijo del célebre matemático y Primer Ministro francés Paul Painlevé, mostró desde muy joven una gran atracción por el mundo animal. Tal y como señala Brigitte Berg, “a menudo, en vez de asistir a las clases, Painlevé se pasaba el día en el Jardin des Plantes ayudando a los cuidadores a alimentar a los animales” (6). Esa temprana vocación no evitó que el futuro documentalista comenzase, en 1921, unos estudios de medicina que abandonaría dos años más tarde para estudiar biología en el Laboratoire d’Anatomie et d’Histologie Comparée de La Sorbona. Durante ese mismo período, Painlevé empezó además a frecuentar la Station Biologique de Roscoff (S.B.R.), un prestigioso centro de investigación y enseñanza en biología marina y oceanográfica fundado en 1872 por el catedrático en anatomía comparada y zoología Henri de Lacaze-Duthiers, en el que conocería a la que sería su futura esposa, Ginette Hamon.

Alrededor de los Hamon, Painlevé coincidió con un círculo de intelectuales cercanos al surrealismo, que incluía entre otros a Jacques Prévert, Alexander Calder, Eli Lotar o Ivan Goll, que marcarían su posterior militancia dentro del movimiento. Apasionado por el cine desde su juventud, “de las películas de Mèlies, Mack Sennett y Émile Cohl, aunque también por los seriales de la época (Fantômas y Los misterios de Nueva York, sobre todo)” (7), tras unos poco prometedores escarceos teatrales con Goll, editor de la revista Surréalisme, Painlevé inició su andadura cinematográfica trabajando como actor (interpretando el papel de Jean Dubois) y como ayudante de realización en L’inconnue des Six Jours (1926), film inacabado de René Sti, protagonizado por Michel Simon. Dos años más tarde Painlevé se encargó del manejo de las hormigas en Un perro andaluz (Un Chien Andalou, 1929), el sonoro debut de Luis Buñuel.

Discípulo cinematográfico de los mencionados Marey y Muybridge, Painlevé coincidía con el primero en el planteamiento implícito de su trabajo: “tratar de registrar las acciones de los animales en su propio ambiente, evitando que la presencia del equipo de filmación modifique su comportamiento” (8). Pionero él mismo de las filmaciones submarinas, fue un innovador que incorporó ideas y dispositivos tecnológicos propios al modo de rodar documentales científicos de la época: “experimentó con la fotografía sobre la vida submarina -a veces en ritmo acelerado, a veces aminorando la velocidad del movimiento, con frecuencia amplificando mucho las formas e iluminando siempre de modo “artístico”- y produjo, con sus extrañas formas y movimientos, sorprendentes ejemplos de surrealismo de los fenómenos naturales” (9). “La ciencia es ficción” fue uno de sus axiomas más célebres, y merced al micro-cine en el que se especializó desde finales de los años veinte, Painlevé se situó en un punto equidistante entre la ciencia y la comunidad científica, de un lado, y el mundo del cine, del otro. Educar y entretener, según él, iban de la mano. De ahí que la suya sea, para Raichvarg y Jacques, una figura destacada dentro de la divulgación científica del pasado siglo: “L’Hippocampe [El caballo de mar] es una obra capital, ya que su espectáculo introduce por los ojos y el espíritu un puro encantamiento” (10). Sin embargo, sus trabajos cinematográficos no fueron muy bien recibidos por la comunidad científica: como simple ejemplo, una de sus primeras realizaciones, Oeufs D’épinoche: de la Fecondation à la Eclosion (1928), fue exhibida en la Académie des Sciences ante un nutrido grupo de científicos que expresaron su escepticismo ante las posibilidades divulgativas “serias” del medio cinematográfico. Un reconocimiento que sí obtuvo entre sus compañeros de la vanguardia: Georges Franju, por ejemplo, autor de Hotel des Invalides (1952), La Tête contre les Murs (1959) y Les Yeux sans Visage (1960), entre otros filmes, surrealista como él, documentalista y antecesor de la Nouvelle Vague, se sirvió de su comentario para la narración de su influyente cortometraje documental Le Sang des Bêtes (1949). Y es que “la obra de Jean Painlevé -como señala Eric Barnouw– creó un vínculo entre los realizadores de vanguardia y la ciencia” (11).

Dentro de su prolífica filmografía, que incluye cerca de doscientos cortometrajes rodados entre 1928 y 1982, hay que destacar títulos como La Pieuvre (1928), su primera realización, sobre la vida del pulpo, al que también dedicó Les Amours de la Pieuvre (1967); El caballo de mar (L’Hippocampe, 1934), que posé una cualidad coreográfica próxima al cine musical; El vampiro (Le Vampire, 1945), “al mismo tiempo un documento zoológico y la realización del gran mito sanguinario ilustrado por Murnau en su Nosferatu” (12), seguramente su obra más célebre; Assassins d’eau Douce (1947); Les Danseuses de la Mer (1956) o Les Oursines (1958), en las que nos muestra la vida marina “con un punto de inocencia y otro de inquebrantable rigor documental” (13). Pero Painlevé no solo se limitó a filmar la vida animal, películas como la inacabada Mathusalem (1927), según la obra escénica de Ivan Goll, de la que solo filmó cinco secuencias protagonizadas por Antonin Artaud; Barbe-Bleue (1936), basada en el cuento infantil de Perrault; Pasteur (1947), dedicada al descubridor de la penicilina, o Les Alpes (1958) testimonian un vasto interés temático y estético. Y es que para Painlevé el cine era ante todo un medio de “revelar las cosas que nadie había visto” (14). Una forma de captar la belleza del misterio de la vida.

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(6) y (7) Berg, Brigitte: “Maverick Filmmaker Jean Painlevé”, Journal of Film Preservation nº 69, mayo 2005, p. 14-15
(8) León, Bienvenido: El documental de divulgación científica, Bcn, Paidos, 1999, p.76.
(9) Barnouw, Eric: El documental. Historia y estilo, Bcn, Ed. Gedisa, 1996, p.68.
(10) Raichvarg, Daniel y Jacques, Jean: Savants et Ignorants. Une Histoire de la Vulgarisation des Sciences, Paris, Seuil, 1991, p. 191.
(11) Barnouw, E.: Op. Cit., p. 68.
(12) Bazin, A.: Op. cit., p. 41.
(13) Knox, Jim: “Sounding the depths: Jean Painlevé’s sunken cinema” en Senses of cinema, March 2003.
(14) Declaraciones del cineasta a Michel, Jean-Luc: “La caméra d’un chercheur: Entretien avec Jean Painlevé” en Education, 23/271978.

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